Butterkuchen, la torta de manteca alemana que es furor para la merienda

Tradición europea y sabor familiar se combinan en este clásico postre dulce y crocante. Con historia, anécdotas, una receta infalible y tres alternativas, animate a probar un plato de gastronomía alemana.

Primero en el norte alemán, como las ciudades de Harzburg, Bremen, Hannover y Hamburgo; luego en todo el país y ahora en diferentes partes del globo, los hornos panaderos y hogareños calientan esta preparación dulce, esponjosa y crocante.

La butterkuchen es un postre alemán típico que complementa la taza de té o café de la tarde, que se sirve para amplificar los momentos de felicidad en bodas o para contener y acompañar en funerales. “Butter”, manteca y “Kuchen”, torta o pastel; se trata de un dulce que tiene como principal ingrediente la manteca y que se destaca por una gruesa corona de azúcar caramelizada.

En un momento de la infancia, la butterkuchen era el postre predilecto en mi casa. Mi vieja, de ascendencia alemana directa por su madre, ponía manos a la masa y la familia arrasaba la bandeja apenas salía del horno. Por supuesto que lo ideal es esperar que enfríe, pero poco nos importaba la salud gastrointestinal cuando la alternativa era comer algo rico y recién salido del horno.

Recuerdo que incluso personas ajenas al círculo familiar pedían por la butterkuchen: cada mañana, apenas llegaba a la escuela, el primer comentario de mi mejor amiga era “¿Hoy hay butercujen?” (así lo pronunciábamos en nuestro desconocimiento del idioma). Qué fiesta se armaba cuando, en efecto, la mochila de ese día tenía un tupper con torta de manteca.

Directo del libro “El freezer, usted y yo”, de Ketty de Pirolo, desde Descubrí Tu Destino compartimos la receta de este clásico internacional para acompañar las frías meriendas patagónicas:

(Imagen: Delicious Martha)

Vas a necesitar:

• 100gs de manteca

• 150gs de azúcar

• 2 huevos

• 1 cucharadita de esencia de vainilla

• 250gs de harina común

• 2 cucharaditas de polvo de hornear

• ½ taza de leche

• ½ taza de azúcar negra

• ½ taza de azúcar blanca

• ½ taza de nueces picadas

• 50gs de manteca derretida

Paso a paso:

1. Empezá batiendo bien la manteca a temperatura ambiente. Cuando esté cremosa y bien homogénea, de a poco agregá el azúcar y seguí batiendo.

2. En un bowl separado, batí el primer huevo y añadilo a la mezcla. Repetí lo mismo con el segundo huevo: batilo aparte y sumalo.

3. Una vez que esté todo bien incorporado, sumá la esencia de vainilla.

4. También en un cuenco separado, uní la harina y el polvo para hornear, y tamizalos en la preparación principal. Añadí de manera alternada la leche en la medida que consideres que sea necesario, y mezclá bien todo.

5. Enmantecá y enhariná una placa de 30 x 15 cm, y extendé la masa.

6. Ahora toca el detalle: mezclá el azúcar negra con el azúcar blanca y las nueces, y espolvorealas por encima de la torta.

7. Cociná a fuego moderado durante 30 minutos. Lo ideal, como siempre, es que el horno esté precalentado.

8. Pasado el tiempo, retirá la torta del horno, rociala con la manteca derretida y dejala enfriar.

Otra opción de cocción:

• En el paso 1, en lugar de usar manteca a temperatura ambiente hay quienes prefieren fundirla a fuego medio junto con la leche (sin que llegue a hervir), y dejarla enfriar antes de mezclar con los demás ingredientes.

• En lugar de colocar la manteca derretida cuando la torta sale del horno, otra opción es hacerle pocitos antes de cocinarla (sería entre el paso 5 y 6) y poner en cada uno pedacitos de manteca a temperatura ambiente. Después de eso, se continúa con la espolvoreada del azúcar y las nueces.

• Por último, podés utilizar almendras laminadas en lugar de nueces picadas.

Redacción: Agustina López