Receta de lasagna casera sin TACC: un plato que cruza generaciones y sabores
- descubritudestino
- 30 jul
- 4 Min. de lectura
Clásica y versátil, la lasagna es el verdadero plato estrella de los encuentros familiares. Con raíces que se hunden en la historia antigua y una identidad atravesada por generaciones, esta receta sin TACC mantiene la esencia del sabor casero.

La lasagna es, sin lugar a dudas, uno de esos platos que se preparan con amor, pasión y una buena dosis de nostalgia. Originaria de Italia, se convirtió en un ícono de la gastronomía como un plato tradicional que se ha perfeccionado durante siglos.
Sus comienzos se remontan a la Antigua Grecia y al Imperio Romano. Ya en el siglo I d.C. se encuentran las primeras menciones del plato lagana, que consistía en una receta hecha con láminas de pasta y carne. También hay registros del lagum, una comida hecha con tiras largas de pasta de la que el filósofo Cicerón era apasionado.
Los registros de la clásica receta incluso han generado conflictos internacionales entre los países que se atribuyen su autoría. En 2007, el diario The Daily Telegraph publicó que se trataba de un plato británico que se remonta a un libro de 1390 dedicado al rey Ricardo II. Fue tal la indignación generada que Italia buscó en sus archivos y puso como prueba las recetas de 1316 publicadas por Maria Borgogno, donde demostraba que en ese entonces la lasagna ya existía en el país. De todas maneras, el plato tal cual lo conocemos hoy en día se registra entre los siglos XII y XIV.
A pesar de su origen, este plato ha cruzado fronteras con una historia ligada a las reuniones familiares, a los almuerzos contundentes y las cenas hogareñas. Con su mezcla perfecta de pasta, carne, queso y salsa, la lasagna se ha convertido en sinónimo de momentos compartidos entre seres queridos.
Desde Descubrí Tu Destino traemos una receta de lasagna sin TACC para que todas y todos puedan disfrutar de un plato contundente y caliente durante el invierno.

¿Qué necesitás para hacer una receta sin gluten?
La adaptación de la lasagna tradicional es sencilla. Se puede usar pasta sin gluten, fácil de encontrar en supermercados, dietéticas y almacenes; o se puede elaborar de manera casera e igual mantener el sabor y la textura.
Ingredientes para la masa:
3 huevos
1 cucharada sopera de aceite
300 gs de premezcla
1 cucharada de goma xántica
1 cucharada de psyllium
Agua, cantidad necesaria
El relleno se hace con:
500 gs de espinaca
400 gs de ricota
1 huevo
Queso a gusto
Sal, pimienta y nuez moscada a gusto
Para la salsa bolognesa necesitás:
1 cebolla picada
1 diente de ajo
½ morrón cortado en cubitos
Aceite de oliva a gusto
500 gs de carne picada
1 lata de tomate o tuco
Un chorrito de vino
Sal, pimienta, comino, nuez moscada y pimentón a gusto
Si además querés hacer salsa blanca (bechamel) tené a mano:
40 gs de manteca
40 gs de harina
½ litro de leche
1 hoja de laurel
Sal, pimienta y nuez moscada a gusto

Instrucciones
Para la masa:
Incorporá todos los secos en la mesada, en el centro agregá los huevos y empezá a amasar.
Una vez que todo esté bien incorporado, añadí el aceite y seguí con la mezcla.
Tiene que quedar una masa lisa y suave, así que si ves que le falta líquido podés sumarle agua a medida que lo necesite.
Cuando esté lista, envolvela con papel film y metela en la heladera.
Una vez que termines con el relleno (es el próximo paso a detallar), sacala de la heladera, amasá hasta que pierda la rigidez y estirá con palo o pastalinda hasta lograr el grosor deseado.
Cortá en el tamaño que te guste.
Otra opción es hacerlas estilo panqueque: con 1 huevo, 1 taza de premezcla y 1 taza de leche, salen entre 4 y 5 porciones que podés usar como tapa.
Para el relleno:
Cociná la espinaca con un poco de aceite de oliva. Una vez que esté bien reducida, escurrila para sacar todo el exceso de agua.
En un bowl mezclá la espinaca con la ricota y el huevo, y condimentá a gusto.
Para la salsa:
Salteá las verduras condimentadas con aceite
Añadí la carne hasta que esté bien cocida.
Sumá el tuco o tomate y, una vez que esté todo bien incorporado, mandale el chorrito de vino.
Si querés hacerte una buena salsa blanca (bechamel) para que tu plato sea potente:
Calentá la leche con la hoja de laurel y pimienta, y guardala a un costadito.
Derretí la manteca, incorporá la harina y mezclá bien.
Cuando veas que la preparación está uniforme, sumá la leche (que todavía tiene que estar caliente) y revolvé como si no hubiera un mañana.
Salpimentá a gusto, sumale nuez moscada y seguí revolviendo hasta que la consistencia deje de tener grumos
Ahora el armado:
Esta es la parte más simple del proceso: en una fuente enmantecada poné un poco de salsa blanca en la base e intercalá masa, bolognesa, masa, relleno, podés ponerle una capa de queso, y repetí las veces que consideres necesarias. Coroná con queso y salsa blanca y listo. Incluso podés sumar capas de jamón entre la bolognesa y la masa
Mandalo al horno hasta gratinar
Cortá, emplatá, servite un buen vasito de tu bebida favorita ¡y atroden!
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