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  • Foto del escritorAx3l Brandi

Motor Femme: Marcando la diferencia a través de las impresiones 3D

El camino en el mundo de las maquinarias no fue nada fácil para la emprendedora, pero nunca quitó su objetivo de vista. Uno de sus planes a futuro es ser un emprendimiento de triple impacto.

Detrás de Motor Femme está Florencia Ailén Sáez de 26 años. Es de Choele Choel, pero hace siete años reside en General Roca. Es Diseñadora Industrial de la Universidad de Rio Negro y en 2022 obtuvo el tercer puesto Mención de Honor al Desarrollo Tecnológico, con más de 70 emprendimientos participantes. Hace cinco años comenzó su camino en el mundo de la impresión 3D.


“Como novedad en ese momento estaban las impresoras 3D y quedé fascinada. Investigaba un montón, miraba videos y todo. Pero bueno, mi posición económica en ese momento no era la adecuada para poder comprarme algo así. Motor Femme en un inicio comenzó como la necesidad de mostrar mis trabajos de la universidad. Armaba contenido para poder subir a las redes y de a poco le fui pidiendo mucha ayuda a mi mamá para conseguir la máquina, hasta que con mucho esfuerzo me compré mi primera impresora 3D”, comentó la emprendedora.


Su camino hacia el mundo de las maquinarias no fue nada fácil. Un mes tardó en armarla ya que nadie la quería ayudar y tuvo que atravesar todo un proceso para saber su funcionamiento, calibraciones y demás. Su entorno educativo era competitivo y ninguneanban su trabajo. Sin embargo, su fascinación por las máquinas fue su principal motivación para crecer en el rubro.

Cuando tuvo sus primeras ventas, estableció su emprendimiento con un estilo en sus impresiones, los tipos de colores a utilizar. Además, comenzó a participar de ferias todos los fines de semana y asistió a distintos cursos. Debido a la gran demanda de sus productos, contrató a una contadora para ayudarla en el aspecto financiero.


El nombre Motor Femme, que significa “motor femenino”, le otorga un valor simbólico a su labor y su camino como emprendedora. “Fue mucho estrés para mí porque tenía que llevar una impresión a la universidad y se reían todos. En un principio, todos tenían emprendimientos o todos hacían impresión 3D. Con el tiempo, fui quedando establecida. No solo se trata de imprimir bien, también se trata del contacto con la gente, las redes y mantenerlo”, señaló Florencia.


“Lo que yo busco es generar productos que sirvan tanto en la vida cotidiana como para divertirse. Capaz no vas a encontrar todo tipo de decoraciones o esas cosas. Son productos que te sirven en el día a día y para cada rango de edad”.

Para niños tiene juegos didácticos y de ingenio, como rompecabezas, Ta-Te-Ti y cubos de letras. Por otro lado, para adolescentes vende llaveros de todos los estilos, el de autodefensa, es su producto más vendido en este público, entre otras cosas. En la sección de adultos, hay disponibles polinizadores, cierres para bolsitas, productos de bazar, funda para celulares, mates y todo en growshop como ceniceros y más. También, realiza productos personalizados para docentes como abecedario, juegos didácticos, piezas geométricas o que sirvan para explicar conceptos.


Sus productos también los vende a un local artístico al por mayor. La dueña del local hace pedidos como sellos, cortantes y herramientas. En este sentido, Florencia manifestó que es un punto fuerte de venta ya que los clientes consultan quien los realizó y le escriben.


Para el proceso de diseño de un producto nuevo, Florencia estudia lo que hay en el mercado, que es lo que consume la gente y cómo puede impactar positivamente. A partir del análisis previo, proyecta su idea en un programa de modelado 3D y lo dibuja en un espacio con volúmenes, profundidad y demás. Una vez finalizada esta etapa, procede a sacar una impresión para revisar el producto y mostrar una foto a la gente para que les brinde su opinión. Luego, termina el archivo 3D, lo descarga y lo traspasa a otro programa para configurarlo. Por último, lo guarda en un dispositivo de almacenamiento y después pasa a la impresora 3D.

El material utilizado para la impresión 3D es el PLA, un poliácido láctico. El mismo es a base de recursos renovables, como el almidón de maíz y la caña de azúcar. Por lo tanto, es biodegradable y compostable.


Durante su transcurso con Motor Femme, unas de las complejidades que atravesó Florencia fue el costo monetario. “Esa primera inversión y todas las que siguieron fueron bastante importantes para mí. No fue tan fácil llegar hasta donde estoy, saber manejar económicamente el emprendimiento para poder mantenerlo por sí sólo” señaló.


A su vez, los juicios hacia su trabajo también estuvieron presentes. “Te encontrás con gente no tan agradable que por el solo hecho de ser mujer te critican. Me ha pasado de ir a ferias y que venga un tipo que hace también impresión 3D para decirme que lo que yo hago es un desperdicio de material, que está mal impreso o cosas así. Yo sigo haciendo lo mío, metiéndole de a poquito e intentando mejorar. Siempre intentando conseguir máquinas nuevas, no quedarme atrás con la tendencia y demás”.


Florencia comentó que tiene muchos proyectos en mente. Uno de ellos es crear una página online donde la gente pueda comprar accesiblemente y de forma más rápida. A largo plazo, tiene planeado un emprendimiento totalmente de triple impacto. “Hay mucha inversión de por medio y mucho trabajo que hacer para que funcione como me gustaría. Quiero generar mi proyecto que se llame “Dicen Cero”, se trata de agarrar todo desperdicio de material de la impresión 3D y convertirlo en otro producto nuevo”.


Motor Femme realiza envíos a todo el país y ventas por mayor o menor. Para conocer más acerca de sus productos y estar al tanto en las ferias donde se presentará, pueden visitar su Instagram.


Instagram: motor.femme

Facebook: facebook


Redacción: Agustina Figueroa.

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